Alberto Guirao, Marina Casado, Andrés París, Eric Sanabria, Julia.L. Arnaiz y Francisco Raposo.
1. La Incertidumbre
La incertidumbre es como una sombra adherida a los tobillos. No importa lo que puedas hacer, permanecerá para siempre sujeta a la piel. Posiblemente no exista un mejor adjetivo para definir el momento temporal que nos ocupa.
Después de permanecer encerrados con un aluvión de eventos culturales —dolorosamente— gratuitos ahora llega el silencio. El periodo de reflexión. El mundo de la cultura ha dado todo de sí y ahora, que volvemos al ostracismo habitual, solo nos queda la incertidumbre.
Desde Los Bardos hemos intentado aportar nuestro granito de arena a lo que, sin lugar a duda, fue el evento más traumático que hemos vivido como sociedad en lo que llevamos de siglo.
Algunos hemos participado en recitales, charlas y entrevistas. Otros hemos preferido permanecer en silencio porque hay ocasiones que la existencia pesa tanto como la incertidumbre. Primero está la salud propia y luego el entretenimiento ajeno.
En cualquier caso, nuestras redes sociales han estado para todo aquel que nos ha escrito y así seguirá, con pandemia o sin ella.
2. Estos Versos
Estos versos que lees, están publicados en nuestras redes —Instagram, twitter y Facebook—. Solo es una muestra de nuestra forma de escribir, de lo que pensamos y cómo lo pensamos.
La poesía que hacemos, es profundamente reflexiva, eso creo al menos, quizás esté generalizando demasiado.
Toda poesía lo es en cierto modo ¿no?
Sea reflexiva o no, aquí están para que conozcáis un pedacito de nosotros. Una muestra.
Los lectores que lleguen a estos versos mediante el blog que sepan que en Instagram están y se irán sumando nuevos versos de forma asidua. Nuestras redes están para que nos leais, pero también para leeros a vosotros.
Imagina que la mañana del 24 o 25 de diciembre aporrean la puerta de tu casa, al abrir no ves a nadie al otro lado. Algo extrañado miras a la derecha, nada; a la izquierda, nada; pero al agachar la cabeza te encuentras con un regalo.
El Juklapp, posible origen de lo que conocemos como El Amigo Invisible, consiste en dejar regalos en la puerta de las casas y marcharse antes de que la abran pillandote con las manos en la masa. El obsequiado tiene que adivinar de quién es el regalo mediante un acertijo, poema o dedicatoria.
Los Bardos hemos llevado a cabo nuestro juklapp particular. Hemos eliminado el regalo material de la ecuación. Cada miembro tenía que regalar un poema inspirado en la persona que le tocaba, esta debía adivinar quién le había dedicado el poema.
Poema de Marina Casado para Francisco Raposo.
En realidad llevas la luna en las pupilas
A Fran Raposo
Hay una casa devoradora de planetas y un alma sola que a veces
me recuerda a tu alma.
Hay una medianoche alucinógena en la que te persiguen los poemas
que una vez escribiste
como aviones cegados de realidad.
Bastaría volver y acariciarlos, abrazar sus pisadas
con tus labios de mar y abrirles muy despacio
el cajón de tu pecho
y liberar al hombre que te habita
en esa inexplorada galería
donde a veces malvive
tu corazón.
En el último grito –¿recuerdas?–,
soñabas con un bosque
y la luna arañaba
lentamente tus ojos.
Hay una casa devoradora de planetas
y un poema que espera a ser escrito.
Hay una medianoche que te busca
por dentro de tu boca o en los labios del mar.
Y la luna encendida
bailando en tus pupilas.
Poema de Francisco Raposo a Marina Casado.
En la orilla de los libros
Para Marina Casado.
El silencio revolotea tras el horizonte, posa sus diminutos pies ámbar sobre fina arena de melancolía. Un camino de piedra se adentra entre las nubes, abre los brazos, anuncia los despertares del día. (El camino de recuerdos que espera su muerte en la frontera de tinta que nos aguarda.)
Cádiz lo observa todo, oculta tras los envistes del viento, y un sudario de espuma cubre en San Francisco los recuerdos de nuestro poeta.
Los abismos insondables terminaran bañados de salitre de amanecida y un rayo de mar abrazará Madrid trayendo consigo el levante. Con el YO lorquiano seremos acunados y nuestra casa nos reconocerá en las orillas. Si alguien pregunta verán las sombras sonriendo en el lomo de los libros.
Poema de J.L. Arnaiz para Alberto Guirao
Tiempo y papel
El crepitar sobre las espinas del cactus
bajo nuestras palabras
disipa las lenguas de niebla que se apoderan del valle
y de nuestros ojos
anegados de hogar.
Las abandonadas almas de estas puertas
inflaman nuestras cabezas
de historias con dos finales
y dos incendios.
¿Quién podría haber dicho entonces
que las llamas
atravesarían el papel y el tiempo
hasta socavar las chumberas de un recuerdo?
Poema de Alberto Guirao para J.L. Arnaiz
Imagina sobre el mantel del mundo un bote de patatas derramadas que soy yo. Marcas blancas: la gente de aquel pueblo. ¿Y tú? Tú ni siquiera estabas.
El idioma universal de la noche burbujeaba como un refresco repleto de ideas brillantes. Es fácil: solo imagina un mundo allí donde tu escepticismo, confía sobre todo en los nombres sobre las etiquetas.
Casi agradable de ver aquella lucha (cereales con fibra, Coca-Cola, patatas). ¿Quién era el bote de patatas? Era yo, ¿recuerdas? Tú ni siquiera estabas.
¿Asumes el monólogo a partes lacrimógeno-humorístico que suple a la verdad?
Y quiero imaginar que Dios limpió la mesa al día siguiente y que entendió los símbolos como recuerdos rancios y que los puso a abonar ni siquiera un jardín, ni siquiera un poema.
Poema de Andrés París para Eric Sanabria
Comedia sin título
ORADOR: ¡Ejem!
Eric, con la “ca” de kiko, ¿acaso caes cual caco de aquel quiosco cacofónico en que come un Kant cascado coco y queso como crío?
¿Aquí, oculta Creta cuentas acaecidas en costa que con cóncava crueldad quiso contar, clamar costras, cantos, curvas, combas, cuerdas?
PÚBLICO: ¡LMAO!
(El telón se cierra parcialmente. La cortina de la izquierda queda a medio camino porque al tramoyista que la llevaba se ha extasiado, ha visto la luz del Foco, la del dios de los focos y focas, y se ha convertido en esquimal. La de la derecha ha seguido su curso sin problemas).
O: ¿Qué has conocido? Te pregunto compartiendo defunción y destino deformado por la gravedad de un planeta gaseoso que te engulle. ¿Qué se puede esperar de un guiño a una poética que goza partiendo la vajilla de bodas de un (antes), unos (después de la noche nupcial) moñas.
P: ¡Estamos de acuerdo!
(El filtro no cedía desde su comisura pública. Las fustigaciones intensificaban con la pluma sobre la zapatilla de deporte temblorosa).
O: ¿Lo veis de verdad? Un niño iba a darle un lametón a su bola de helado, pero el cucurucho cedió y acabó en el suelo o…
(El público poco a poco confunde su lengua con la del orador).
P: …O la desilusión es como mezclan las lágrimas infantiles con los ríos deshechos de un dulce frío.
O: Un chico pone sus manos extendidas a ambos lados de su cuerpo y las proyecta. Una cerilla encendida está presente. Está conjurando antes de leer un poema o…
P: …O el espíritu de la libertad quema el aire con un silencio que conjura antes de leer un poema.
O: Camino de una blanca cueva, las estrellas rutilan al paso de los coches.
P: Camino de una blanca cueva, las estrellas rutilan al paso de los coches.
(la metamorfosis concluye. El material residual es una risa verdadera que nace de la garganta).
PO:¡LMAO!
Poema de Eric Sanabria para Andrés París
En esto que el Ito le dice al Aco, acho, que nos vamos a ir tirando pal cobertizo, que paice que refrejca. Y el Azo, curtido en especias y oraciones, asiente silencioso, en el fondo ultrajado por la mera existencia del Ito. Ito era, como su propio nombre indica, enclenque, flacucho y vago, apósito∴ perenne de cosas algo mayores. Al igual que Aco, siempre pegado a los márgenes. Pero Ito gozaba de una afluencia de uso mucho mayor que Aco. El cobertizo era todo de mentira, un buffer cerebral raruno; el acento, impostado; el caminar de los dos sufijos, inexistentes. Una ilusión de movimiento. Terminaron por molerse a hostias sin un claro ganador, pero yo creo que Aco ganó. Un hostiaco siempre gana a un guantacito. Andresaco siempre será más que Andresito.
∴
Romper el hábito parece ser más cómodo que llorar, pero tiendo a pensar que es al revés y el monje en cualquier caso está en pelotas. Hay que horadar menos. El huerto crecerá sólo siempre que sea parte del volcán. Nunca necesitará luz.
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-Huevos -Leche -Harina -Levadura -Aceitunas -Pilas -Garfios de pesca -Dilatador anal -La última erección de mi abuelo
[A stagnantly modern shoplist]
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Tengo una polla como una olla en la que se cuecen almejas. Ancha es Castilla y estrecha la concha en que derramar semilla verbal. Estoy más calvo que borracho. Por eso brindo lefas.
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Cuántas canas no has peinado, cuán ignorante eres del precio de los peines? por no ser padre cuántas veces no te han devorado los escrotos? Langostas de sí mismas tumefactas aferradas a las postras que acostumbran recibir.
Fechas de nacimiento que embridar. Porque también el desove ocurre en estas playas. La alternativa es la extinción, o seis pezones en los abdominales. Que la generación X lodazalee. Los /mantridogao/ se ensombreren retropostirónicamente, como siempre. Que el fantasma de un rigor se los devore. Procuran anudar muñecas y tobillos a una cruz manejada por el tiempo, y si no bailas no hay espacio en el telón para tus dientes. La clásica lámpara de araña como loca se cimbrea en la techambre. Las costuras enceguece de carcasas arrugadas. Alzan brazos, bayonetas, tratando de cercar con taxidermia. Explota la lámpara de risa. Se retuercen como almas enraizadas en el limo, como algas marrones al tocar el petricor. En sus caminos labraremos, pero cambiaremos el cultivo. Transgénicos y eficientes nos temen. Pero nos necesitan para procrear su manterismo.
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Eran los más pijos de toda la comarca: usaban cubiertos. A manos llenas las carcajadas. A dos carrillos la socialización enmascarada de chanza. Algo había en el ADN que no encajaba. La sangre es más espesa que el agua. Pájaros de una pluma. Risas. Locas a la diestra, energúmenos a la siniestra. And here I am, stuck in the middle with you for as long as there’s music in our heads.
En el almuerzo de navidad, con todos los poemas impresos, todavía anónimos, se declamaron. Después de una votación se decidió las distintas autorías y nos llevamos alguna que otra sorpresa. Se trasladó el debate a nuestra cuenta de Instagram, y salvo algunos seguidores, la mayoría se llevó la misma sorpresa que los componentes de Los Bardos.